A lo largo de los años se han ido formado creencias y mitos sobre la visión y cómo podemos cuidarla. En general, buena parte de esta “sabiduría popular” es falsa o, al menos, incorrecta. De hecho, no suele tratarse tanto de datos absolutamente falsos, sino de formas incorrectas, incompletas y poco matizadas de comprender algunos fenómenos y afecciones visuales.
En este post vamos a analizar algunos de los mitos más extendidos y que más nos consultan en la óptica.
Leer con poca luz daña la visión
Si bien leer con poca luz puede causar fatiga visual y hacer que los ojos se sientan cansados, no hay evidencia científica que respalde la idea de que esto cause daño permanente a la visión. Leer en condiciones de poca luz puede hacer que los ojos trabajen más duro, lo que podría provocar molestias temporales como dolor de cabeza o dificultad para enfocar, pero estos síntomas suelen desaparecer con el descanso y no provocan daños duraderos.
Usar gafas empeora la vista
Este mito es bastante común y ha generado una gran cantidad de preocupaciones innecesarias. De hecho, algunas personas creen que usar gafas puede hacer que los ojos “se acostumbren” a ellas y, como resultado, empeorar la vista con el tiempo. En realidad, las gafas están diseñadas para corregir problemas de refracción como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, y su uso no debilita la vista. Al contrario, no usar gafas cuando las necesitas puede forzar tus ojos y causar molestias visuales, lo que podría afectar negativamente tu calidad de vida.
Ver la televisión cerca de la pantalla daña la vista
La creencia de que ver televisión de cerca puede dañar la vista se originó cuando los primeros televisores emitían bajos niveles de radiación, lo que hacía que algunos pensaran que podía ser perjudicial para los ojos. Sin embargo, los televisores modernos no emiten radiaciones peligrosas y, aunque ver la televisión a una distancia demasiado escasa puede causar fatiga ocular, no produce daño físico en los ojos. Es decir, como ocurre con el caso de la lectura en condiciones de baja luminosidad, se trata de casos en los que, si bien no es recomendable mantener el hábito, hacerlo no genera daños físicos específicos en tu visión.
Tener una buena visión actualmente asegura una buena visión siempre
Muchas personas creen que si tienen una visión perfecta en su juventud, no necesitan preocuparse por problemas oculares en el futuro. Sin embargo, nuestra visión cambia con el tiempo, y es común que aparezcan problemas como la presbicia (dificultad para enfocar objetos cercanos) a medida que envejecemos. Además, algunas condiciones oculares como el glaucoma, las cataratas o la degeneración macular relacionada con la edad pueden desarrollarse más adelante en la vida, independientemente de la calidad de la visión en la juventud. Por eso es esencial realizar exámenes visuales periódicos, incluso si no tienes problemas de visión evidentes.
Las lentes de contacto son peligrosas y pueden quedar atrapadas detrás del ojo
Aunque las lentes de contacto deben usarse con precaución y siguiendo las recomendaciones del optometrista, no es cierto que puedan “perderse” detrás del ojo. Es anatómicamente imposible que una lente de contacto se desplace más allá de la parte frontal del ojo debido a la membrana que cubre el ojo (la conjuntiva). Usar lentes de contacto adecuadamente y mantenerlas limpias y desinfectadas es esencial para evitar infecciones oculares, pero cuando se siguen las indicaciones correctas, son una opción segura y efectiva para corregir la visión.
Los problemas de visión son hereditarios
Es absolutamente cierto que la genética juega un papel importante en muchos problemas de visión, como la miopía o el glaucoma. Sin embargo, no todos los problemas oculares son hereditarios: factores como el estilo de vida, la dieta, la exposición a la luz solar y la higiene visual también pueden influir en la salud ocular. Por ejemplo, la exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV) del sol puede aumentar el riesgo de desarrollar cataratas, independientemente de la historia familiar. Por eso, es importante proteger los ojos con gafas de sol adecuadas y llevar un estilo de vida saludable para mantener una buena visión.
En un mundo lleno de información (y desinformación), es crucial separar los hechos de los mitos cuando se trata de la salud ocular. La realidad es que mantener una buena salud ocular requiere una combinación de prácticas saludables, visitas regulares al optometrista y un enfoque informado sobre cómo cuidar nuestros ojos.